Él, al abrir la taquilla, encontró la carta con su olor, en la que ponía:
"Mientras lees esto, supongo que yo estaré en el aeropuerto. Lo siento,
no soy feliz a tu lado y sé que tú al mío tampoco. He decidido mudarme a París,
creo que allí tendré más oportunidades de cumplir mi sueño como diseñadora.
Nadie sabe lo de mi viaje, solo tú, pues creo que mereces una explicación por
mi huida.
Sé que llevamos juntos casi un año y medio, y también sé que ya no me
quieres. No me preguntes como, pero me he enterado de lo que sucedió la noche
del 25 de marzo. Después de ir a la fiesta de Lucía conmigo, desapareciste. Te
llamé pero no contestaste y al día siguiente me prometiste que te encontrabas
mal la noche anterior, que marchaste a casa y que no tenías batería en el móvil.
Te creí, pero a los dos días, me enteré de la verdad, que en realidad habías
pasado la noche con ella. Cuando me enteré, sentí como se me
rompía el corazón, trocito a trocito. No te dije nada de seguida, porque quería
asegurarme que era cierto aquello que algunos comentaban. Supongo que no era
capaz de aceptar la realidad. Por eso he estado este tiempo tan fría contigo,
pero ya no podía quedarme aquí. Si estoy aquí a tu lado, el tiempo no avanza y
no te olvido. Yo te quiero como nadie te va a querer nunca, y eso lo puedes
tener claro, pero quedándome aquí, solo me hago daño a mi misa, porque sé que
no te puedo perdonar por lo que has hecho, por lo tanto no te puedo tener, pero
tampoco te puedo olvidar. He estado mal por ti, hasta cierto punto que he
llegado a pensar que sin ti no vale la pena vivir, y que para eso, prefiero
estar muerta. Recuerdo, que el día 29 de marzo, cuando ya tenía claro que era
cierto lo que habías hecho, fui a la playa yo sola y por la noche, me tiré al mar. Empezaba a hacer frío y viento, por lo tanto empezaban a aparecer las olas. A
pesar del peligro que eso suponía, yo me negaba a salir del agua. En ese
momento me daba igual estar viva o muerta. No sabía diferenciar lo que era el agua
del mar a lo que eran mis lágrimas. Por suerte, las olas decidieron llevarme
suavemente hacia la orilla y allí quedé dormida toda la noche, pensando en ti.
Al despertar, fui apresuradamente a casa y me vestí para ir al instituto. Tanto
te quería que hice ver como si no supiera nada, de cierto modo, para ver hasta
dónde podía llegar la hipocresía. He estado aproximadamente un mes, fingiendo
que estoy bien contigo, pero cada vez que te miro a la cara, me viene a la
mente lo de aquella noche y se me revienta el alma. Me voy de este pequeño
pueblo, porque sé que tu podrás rehacer tu vida, pero yo, en cambio, si me
quedo aquí, me inundaría cada día en un mar de recuerdos. Sé que aunque me vaya
a París, no te voy a olvidar tan fácilmente, pero al menos, no será como
recibir un golpe en el corazón cada vez que te veo. Espero que te vaya bien,
aquí. Por favor, no intentes pararme, porque no voy a cambiar de opinión, no me
voy a quedar. La decisión está tomada.
Que mi perfume sea tu último recuerdo.
PD: te quiero"
Wooooo, me gustó muchísimo, ese tipo de "hombres (a medias)" no deberían existir.
ResponderEliminarBesitos!
Exacto! Pero por desgracia nuestra si que existes y tenemos que convivir con ellos! Aver si maduran algun dia! ejejeje
EliminarUn muaaack :3