ALEJANDRO...

"Hoy me he dado cuenta de algo: estaba en clase y el profesor no llegaba, así que todos se han puesto a hablar, gritar, correr, reír... lo típico en un grupo de 32 adolescentes con las hormonas alborotadas, supongo. Y el caso es que yo me he quedado sentada en mi pupitre, observándolos completamente quieta, y me he dado cuenta de que no soy como ellos, que no encajo con ellos. Yo soy más de quedarme quieta observando cada uno de los detalles. Y la verdad es que desde que me quedo observando las cosas, me he vuelto más callada, más diferente. Pero he encontrado una manera distinta de vivir. No me hace falta hablar con nadie para darme cuenta de todas las cosas, de todos y cada uno de los pequeños detalles que nadie parece apreciar. Por ejemplo, que María se sonroja cuando mira a David. Que David cuando se pone nervioso parpadea más rápido. Daniel se cruje los dedos aproximadamente cada tres minutos. Irene pone una cara de disgusto cuando éste lo hace y le dice que no lo repita, a los tres minutos Daniel lo vuelve a hacer y la mira, retándola. Miriam siempre está mandando notitas a Sílvia. Y Álex intenta averiguar que pone en esas notas, mirando por encima del hombro de Miriam una vez se las devuelve. Alejandro se ha comprado unas bambas nuevas y… espera. Me está mirando. Es la única persona de la clase que está quieta, callada y observando… igual que yo. Posiblemente esté pensando lo mismo que yo, que todos los demás son unos críos. Posiblemente yo no sea tan diferente, solo tengo que encontrar a alguien que sea diferente de la misma manera que yo. Sí, eso es, alguien que no le guste llamar mucho la atención y que prefiera quedarse en casa leyendo antes que salir a la calle… Alguien a quien le guste la soledad, sin esa necesidad de estar siempre acompañado. Alguien que sepa ver más allá de las cosas, valorar todos y cada uno de los silencios. Alguien que no necesite hablar para expresarse. Alguien que se pare a observar las cosas, los detalles, las… alguien que… Alejandro…"